viernes, 25 de noviembre de 2011

Dia internacional de las librerias

Hoy se celebra  el Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer. Nos solidarizamos con todas las mujeres que sufren algún tipo de violencia y desearíamos que muy pronto dejara de celebrarse, porque ya no exista dicha violencia. 
Pero en este artículo queremos hablar de otro dia que tambien se conmemora hoy, del Día de las Librerías, que los libreros de España celebran precisamente este 25 de Noviembre (algún día haremos una relación de todos los días internacionales que se celebran a lo largo del año. Será curioso).

El otro día comentábamos en un artículo sobre el libro electrónico, que una de las desventajas de este libro era que se perdía el placer de asistir a las librerías, a esos templos de la lectura, que son las librerías tradicionales, las "de toda la vida". Necesitamos que continúen existiendo por el bien de la cultura. Yo personalmente recuerdo con cariño el primer libro que me compré en una librería de mi barrio. Era una librería pequeña, con un señor que lo sabia todo sobre libros y que después de aquella primera vez, me siguió asesorando y recomendando lo mejor. Mi primer libro fue, hace ya muchos años, Drácula, de Bram Stoker. Me habían regalado antes otros cuentos y libros juveniles, pero ese fue el primero que yo me compré. Y que sigo guardando. Deberíamos homenajear a esos pozos de sabiduría que son los libreros. 
Pero debemos reconocer que son malos tiempos para las librerías. Se cierran muchas y se abren pocas. Me estaba acordando de un artículo que hace días leí en el Blog de Javier Navascués,  Lector Consentido. Es en la crítica que hace al libro  LA LIBRERIA, de Penélope Fitzgerald, y que transcribo: 

-Ahora, señora Green, si pudiera usted sujetarle la lengua. No se lo pediría a cualquiera, pero sé que usted no se asusta.
-¿Cómo lo sabe? -preguntó ella.
-Dicen por ahí que está usted a punto de abrir una librería. Eso significa que no le importa enfrentarse a cosas inverosímiles.

Si quieres leer la opinión que sobre las librerías tienen diversos personajes de las letras, lee este artículo
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/4047/Las_mejores_librerias

Aun recuerdo (y guardo) un pequeño recorte de prensa que hace mas de diez años me pasó mi hermano, conocedor de lo que me gustaba este tema. Es un artículo que Alvaro Pombo escribió en un periódico y que, al no encontrarlo en Internet (hace mas de diez años, una eternidad para Internet) transcribo aquí. Espero que no le importe a Alvaro Pombo.

¿Que es una buena librería?
Por ALVARO POMBO


De nuevo, con la primavera, se acerca el tiempo de los libros. Mi barrio tiene, entre otras cosas buenas, una excelente librería: la Librería Alberti, semiesquina Benito Gutierrez con Tutor. En las librerías se vende al por menor. Los libros se venden uno a uno. Y eso significa que el acto de venderlos y comprarlos es muy individualizado. Las dos chicas y el chico de "Alberti" saben vender los libros al detalle. ¿Qué es eso? Un buen librero tiene que saber, además de lo que tiene, lo que hay. Tiene que estar al tanto de lo que se publica, incluido el papelote. Dado el carácter personalizado de las ventas de libros, la dificultad consiste en tenerlo todo en la cabeza no pudiendo tenerlo todo almacenado en sus estantes. Las buenas librerías son espaciosas pero no deben ser, a mi juicio, inmensas. Saber los libros que hay puede hacerse hoy en día con la ayuda de un ordenador: para que una buena librería actual, además de agradable sea eficaz, tiene que estar informatizada. Pero ninguna memoria artificial sustituye a la memoria creadora del librero: estos tres amigos míos son buenos libreros porque son capaces de sugerir a cada cliente lo que hay aunque en ese instante no lo tengan. Cabe sugerir nuevos autores y también nuevos campos de lectura. Incluso el lector especializado requiere este tipo de sugerencia. Estoy hablando, naturalmente, de los libros que uno compra, no de los libros de las bibliotecas. Comprar libros es, sin duda, un tipo de consumo que depende de nuestra capacidad adquisitiva, pero que solo puede estimularse poniendo en juego nuestra capacidad intelectual. A la larga nadie compra más libros de los que es capaz de leer. Pero una buena librería es también un lugar muy definido: es un ambiente donde cabe colocar unos narcisos en un gran jarrón de cristal redondo que deje ver los verdes tallos sumergidos en el agua. Esto, sin embargo, no puede prolongarse demasiado. Una librería no es un salón de té ni un sitio de tertulias. Es un mercado. Si se desdibuja esa función el lector se convierte en visitante y los libros pasan a segundo lugar. El secreto consiste en equilibrar venta eficaz y presentación estimulante.

www.tallerdecanciones.com

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